La FIDE, el cuerpo regulador y promotor del ajedrez, quería asegurarse el mundial de ajedrez de 2021 que organizaban tenia una marca y un lenguaje gráfico a la altura de lo que este título representa para la comunidad del ajedrez.
Además de la tensión intrínseca de esta disciplina, entre explotar su vertiente deportiva (a ver cuántas calorías gasta un cerebro enfrentándose contra Carlsen) o su vertiente más intelectual y sofisticada; nuestro reto iba aún más allá.
Y es que, tras la pandemia de COVID-19 el ajedrez tenia una oportunidad histórica: el crecimiento de audiencia con los streamers de ajedrez podían capitalizarse desde el mundial y, tras la suspensión de la anterior cita, las expectativas eran máximas.