Menos es más. Y deberá serlo. No por una tendencia minimalista o por algo que resulte ilusionante, ni siquiera por una postura extremista. Nuestras condiciones de vida suponen tal impacto para la Tierra que, si queremos sobrevivir como especie, será imperativo cambiarlas. El factor humano ya moldea paisajes como las fuerzas de la Tierra e incluso ha dado nombre a una era geológica, el Antropoceno, aunque sea a modo de toque de alerta. Nuestra actividad es un factor de cambio en negativo y ahora deberá serlo en positivo, por lo que muchas de las cosas que dábamos por hechas estarán en duda.
El café de la mañana o un suministro eléctrico estable. Muchos componentes de nuestro estilo de vida están en riesgo o son parte del problema y no solo víctimas de él. El ejemplo paradigmático de ello son nuestros modelos de mobilidad y de consumo, que, por ejemplo, nos llevan a hacer auténticas tonterías con los regalos de Navidad.
Nuestro estilo de vida frente a la emergencia climática
Los científicos no paran de alertarnos y ahora mismo, las únicas propuestas que cuentan con masa crítica suficiente son parches. Prepararnos para esta nueva situación tiene que implicar forzosamente cambiar nuestro modelo de consumo. No se trata de consumir lo mismo pero que sea biodegradable o ecológico y tampoco se trata e cambiar tu coche por uno eléctrico (pues su impacto medioambiental también es realmente alto y su tamaño demasiado grande para las necesidades del día a día).
Muy probablemente nuestro futuro no podrá ser una utopía tecnológica porque directamente, explotar los recursos energéticos y materiales para lograrlo puede ser nuestra condema como civilización y como especie. Wow. Sí feliz año nuevo. No es algo bonito de leer ni de escribir y vamos tarde. Pero seguimos teniendo cierta esperanza.
Creatividad para decrecer
La forma más obvia, sencilla y directa para evitar el impacto del cambio climático o morir enterrados en residuos es el decrecimiento creativo. Productos con menos características, servicios con menos prestaciones, menos consumo de energía y bienes con más vida útil y menor impacto.
Todo esto parece abrir una situación poco común para creativos y diseñadores. Nuestra misión siempre ha tenido que ver, a grandes rasgos, con aumentar. Vender más, más caro, a más gente, más productos distintos. Nunca llaman a un diseñador para decidir qué producto suprimir. Siempre nos llaman para crear uno. Aunque los ejercicios para ir hacia el minimalismo ya son habituales, también suelen errar por diagnóstico. Cojamos el caso de esta taza para llevar que puede funcionar sin tapa. La idea es buena, pero es que la forma más sencilla de suprimir el impacto ambiental de la vajilla de un solo uso es evitándola.
Es la conclusión a la que se llega leyendo casos como el de la startup de platos precocinados Wetaca, que ha documentado su proceso para evitar contaminar con los tuppers en los que manda sus recetas. El proceso es de lo más loable en una empresa privada, pero la conclusión es que no hay una solución óptima en plásticos y que cumplan requerimientos técnicos y legales. De momento equilibran la balanza con acciones de compensación del plástico que generan.
¿Nos pasamos al planet centric design?
Sin embargo, el llamado offseting o la compensación de emisiones o residuos no es suficiente. Ante la imposibilidad de hacer encajar muchas alternativas actuales dentro del marco actual de comodidad para el usuario, ya se habla del planet centric design, que el consumidor ya no esté en el centro de la experiencia. Quizá el cliente no siempre tiene la razón, lo más óptimo no es siempre lo mejor a nivel ambiental y las mejores prestaciones no son las más convenientes para los ecosistemas. Es justamente lo que propone Kai Brach en el número 60 de su newsletter Dense Discovery (un indispensable, para mí) . Que un buen diseño no es tal si no tiene en cuenta cómo envejecerá o cómo se procesarán sus residuos. Yo añadiría a la lista que también debe existir un bajo consumo de energía, o un no-consumo. ¿Vemos unos cuantos ejemplos?
Objetos y productos planet centric
Teléfonos sin datos o… sin bateria.
La telefonia y la connectividad están impulsadas por energía eléctrica. Las llamadas, los e-mails, el streaming o cualquier actividad que necesite energía de la red para llevarse a cabo, tiene emisiones potenciales. Incluso si tu proveedor de energía es 100 % renovable, puede tener ciertas emisiones asociadas a la amortización de sus generadores.
Que se llame nube no significa que no sea dióxido de carbono. Esta extensión de Firefox o app móbil calcula las emisiones de tu tráfico, que puede llegarse a convertir en una fuente de carbono tan importante como los vehículos.
Probablemente el componente más contaminante de teléfonos y smartphones es la batería. Así que optar por quitarla es de lo más disruptivo que se puede hacer. Y sí, aunque aún es un concepto, no hay que perder de vista este teléfono sin bateria:
Otro línea de innovación en teléfonos, quizá no tan vinculada al planet centric design más allá de la durabilidad son conceptos como el MP02 de Punkt (izquierda) o el Mudita Pure (derecha), que tratan de prescindir de prestaciones de los smartphones actuales en pro de una mayor paz mental.
Aunque presciden de funciones en la línea del decrecimiento creativo, no son verdaderamente planet centric, aunque hay que reconocer sus esfuerzos en durabilidad. Somos capaces de idear un concepto minimalista en pro de nosotros mismos pero aún tenemos problemas creando un teléfono verdaderamente modular o circular. El intento más parecido en telefonia móvil es el Fairphone que mandó a la basura sin remedio centenares de modelos de su FP1, entre los cuales el mío, a pesar de estar trabajando para producir teléfonos inteligentes éticos, reparrables y accesibles.
Electrodomésticos sin electricidad
Aunque el principal consumidor de energía sigue siendo la industria, los hogares también deben cumplir su parte. Creo que empezar a plantear cómo reducir el consumo eléctrico de forma radical tiene muchos frentes: mejor aislamiento térmico, repensar la forma en que nos calentamos… pero suprimir la alimentación eléctrica de los electrodomésticos puede ser una vía interesante. No solo existen cocinas solares muy orientadas al camping sino que uno de los gadgets cafeteros más interesantes de Kickstarter es una minicafetera pneumática con presión suficiente para servir espressos.
Soy uno de los usuarios que ha apoyado el proyecto, así que cuando manden las recompensas quizá me animo a hacer algo que no he hecho nunca: reviews. De momento Kickstarter a parte de ser una gran forma de gastar mi dinero también es un buen método para descubrir este tipo de proyectos planet centric, como este invento para hacer la colada sin lavadora y sin volver a lavar al río.
Materiales circulares, diseños más allá de su usuario
En efecto, la reciclabilidad de los productos y los materiales al final de su vida útil es fundamental para reducir emisiones de extracción. Adidas ha puesto en marcha Infnite Play, un proyecto para lograr reutilizar y reciclar todos sus productos. Paradójicamente, aunque el fabricante siempre es el que puede reciclar mejor también es el que suele escurrir el bulto hacia el cliente o el que realiza las prácticas más cuestionables. Por eso es bueno que nazcan marcas con la idea de la circularidad en su núcleo: piezas que devuelves al final de su vída útil para que se produzcan nuevos objetos a partir de ellas.
También son relevantes los sistemas que nos empoderen a generar energía o materias primas con nuestros propios residuos, por ejemplo convirtiendo los residuos orgánicos en compost y biogas (aunque cierto es que el biogas tiene emisiones de dióxido de carbono asociadas, si es producido localmente puede ser una energia de transición).
Sin embargo creo que el tipo de iniciativas, más que ir al reciclaje deberían ir a alargar la vida útil del producto como con The 30 year sweatshirt, una sudadera con garantia de fabricación de 30 años.
¿Qué es planet centric y qué no?
Esto puede ser un debate. A mi modo de ver, un decrecimiento conlleva una cierta renuncia, ya sea a prestaciones o a comocidad y una reflexión sobre la necesidad de los productos. Así este cepillo de dientes a cuerda (al parecer igual de eficiente que uno eléctrico) podría ser planet centric pero… ¿sería necesario? ¿necesitamos ese porcentaje extra de placa eliminada? Esperemos a que 9 de cada 10 dentistas lo confirmen.
Creo que también que todo lo que no apueste un decrecimiento real no es verdaderamente planet centric. No basta con lo eco ni con lo optimizado. A lo largo de los años se ha demostrado que todo lo que mejore la eficiencia terminará generando crecimiento y esto genera impacto ambiental. Por no hablar de otras consecuencias como deslocalizaciones y gentrificaciones, tremendamente ligadas a estilos de vida más verdes.
Esto puede dejar con las dudas a muchos brand managers: toda la lógica ligada a objetivos de crecimiento colapsa ante un planteamiento planet centric. ¿Quién va a querer comprar una marca que ofrece incomodidades? Probablemente, todos debemos perder para que el planeta y sus ecosistemas no sigan haciéndolo, pero también me gustaría compartir que lo complicado u hostil es una estrategia de marketing contraintutiva pero sorprendentemente eficaz. Por algun cortocircuito de nuestra mente, amamos aquello que no nos lo pone fácil. Bien. Porque salir de esta crisis climática no va a serlo.